«Cantar es un modo de sobrevivir para mí»

La era Covid no pudo empezar peor para Pablo García-López. Cuando el Gobierno decretó el confinamiento general el 14 de marzo de 2020, el tenor cordobés estaba a punto de estrenar «Policías y ladrones» en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. El coronavirus se la llevó por delante. Y a punto estuvo también de arrollar la salud del artista. Pablo García-López se contagió esa primera semana, aunque sus síntomas no revistieron gravedad. Pese a todo, el funesto año no se ha portado mal con el joven artista. Ha aprovechado la catástrofe planetaria para serenar su vida y grabar un nuevo disco de tributo a la canción española.

La conversación tiene lugar el lunes pasado a las 12 del mediodía. Acaba de estrenar «Tránsito» en el Matadero de Madrid, bajo la coproducción del Teatro Real y el Teatro Español. Está fatigado pero feliz. Las críticas han sido muy alentadoras.

«Tránsito» es una ópera sobre el exilio republicano español. Un terreno inédito del género.

. No recuerdo una trama del exilio en ópera. Está tratado de manera muy franca. Sin pomposidad. Es muy directo el trato con el público. Y la pregunta que se hace es la siguiente: ¿Qué es más importante: el exilio físico o el exilio interior? A la gente le está impactando la obra.

¿Y qué ha aprendido usted de la historia de su país?

Todas las perspectivas. Siempre nos llega nada más que una parte. En la obra, yo soy el hijo de Emilio, el exiliado. Y le echo en cara a mi madre que él está viviendo genial en México nosotros jodidos en España. Yo me he hecho maqui y recae sobre mí los años de la represalia de la dictadura. Es un dilema moral. ¿Qué es más duro: el exilio del que se va o del que se queda aquí? También he reflexionado sobre la parte artística que se perdió. Muchos tuvieron que emigrar, como Manuel de Falla.«La cultura es lo que nos ha mantenido sanos psicológicamente durante el confinamiento»

Franco para su generación es ya un eco del pasado.

. Yo, que viví en Alemania, puedo decir que el pueblo alemán recicló el conflicto nazi de la Segunda Guerra Mundial. Lo asume de forma natural. Han comprendido lo que ocurrió y han asumido las culpas. Yo he estado en una cena con judíos y con alemanes y me ha dado una lección de vida ver cómo entendían todo lo que pasaron sus abuelos. Nuestra generación debe estar por encima de todo eso para poder evolucionar. La información que me llegó por mi abuela es de un bando. Y no nos podemos quedar enclaustrados en un bando. Debemos seguir adelante.

Se cumple más de un año de la pandemia que anuló el estreno de «Policías y ladrones» en el Teatro de la Zarzuela donde usted estaba a punto de actuar.

Es la segunda vez que se llevan por delante el estreno. La primera fue durante la fusión entre los teatros, que finalmente no se llevó a cabo. A mí ya me frustra un poco. Me da pena por los creadores, que han puesto mucho de su parte. En ese aspecto, se vive un poco con resignación.

García-López posa en el Teatro Real de Madrid para ABC Córdoba
García-López posa en el Teatro Real de Madrid para ABC Córdoba – JOSÉ RAMÓN LADRA

¿Qué ha aprendido del confinamiento?

Me confiné con el virus justo cuando cayó la pandemia. Yo venía de Córdoba. Había pasado el coronavirus y no lo sabía. Me encerré. Necesitaba ese momento de desconexión. Lo utilicé para relajarme y para ir a lo esencial. Me he hecho terapia a mí mismo cantando canciones de Schubert. Me di cuenta de que cantar es un modo de sobrevivir. De crecer como persona. Gracias a cantar, he superado mis miedos, mi ansiedad, mi frustración. Para mí, el canto es terapéutico. Y ha nacido un disco y proyectos nuevos. No me puedo quejar.

¿Y cuál es el paisaje después de la tormenta?

España ha sido de los países que menos han cerrado los teatros de ópera. En junio del año pasado, el Teatro Real ya estaba abriendo sus puertas con una Traviata. Eso ha hecho que todo el mundo de la lírica y el clásico mire a España. El sector cultural es esencial. En la pandemia, la gente de lo único que se ha nutrido es de cultura: ver series, leer libros, ver conciertos, escuchar música. Es lo que nos ha mantenido sanos psicológicamente. Y nos ha dado esperanza. Los teatros están empezando a abrir y soy optimista.

¿Y se ha quedado mucha gente por el camino?

Mucha. Sin duda. Se ha quedado un sector intermedio, de las provincias, con menos ayuda. Es muy necesaria toda esa parte que alimenta a las provincias, a los pueblos, a los barrios. Es una parte esencial. Y ahí se ha quedado mucha gente atrás.«Gracias a cantar, he superado mis miedos, mi ansiedad, mi frustración. Para mí, el canto es terapéutico»

«Policías y ladrones» era un texto sobre la corrupción política. ¿Algo está cambiando en la zarzuela?

Creo que . La zarzuela se ha actualizado mucho en los últimos tiempos. Está contando cosas que ocurren y que a todos nos rodean.

En su último disco reivindica la canción española. ¿Hay que hacer patria?

. Yo miro mucho que mis proyectos no solo sean un alimento a mi ego o a mi carrera. Y que puedan tener otras aristas del patrimonio de mi tierra, de mi ciudad o de España. Las canciones más importantes son las que he recuperado de Córdoba. De Joaquín Reyes y Ramón Medina. Esto ha hecho que la música de Ramón Medina se interprete y se orquesten sus canciones. Y que también reivindiquemos a sopranos como Carmen Blanco. Este disco lo he producido y editado yo. Quería hacer algo por el patrimonio de nuestra tierra. Esa es la verdadera cultura. Y estoy súper satisfecho.

Pablo García-López vive en Madrid. Transmite optimismo en un año negro y tiene la agenda cargada de proyectos. «Tránsito» está contratada para seis funciones en el Matadero de Madrid. Y el 21 de junio presentará su disco «Rutas» también en la capital de España. Prepara una ópera en Lausanne y en Navidad actuará en «La Boheme» en el Teatro Real. También volverá a colaborar con la orquesta de Zurich.

¿En qué género se siente más Pablo García-López?

En el alma mía interna me siento muy concertista con el piano. Ahí me siento muy yo. Pero, si me falta la escena, me falta algo. Porque me puedo meter en el pellejo de otros personajes para contar historias desde otra visión.«Con mi último disco quería hacer algo por el patrimonio de nuestra tierra. Esa es la verdadera cultura. Y estoy súper satisfecho»

Para Nicola Luisotti, la música es la voz de Dios. ¿Y para usted?

Para mí, es el lenguaje universal. Con el que puedo ir a cualquier parte del mundo y no necesito hablar ningún otro idioma. A propósito, Luisotti me va a dirigir este año.

¿Hay algo más revolucionario que la belleza?

Es lo más importante. Yo me muevo por el concepto de belleza. Busco la belleza del sonido. Y la belleza estética en las producciones que hago.

¿La ópera también es cosa de jóvenes?

Es algo que ha estado con nosotros siempre. Es un teatro evolucionado. El drama con música. El problema es que quedaba como algo antiguo, alejado del público, que está en una vitrina. La gente joven tiene que animarse a venir. A romper esa barrera. Pero es verdad que hacen falta políticas por los teatros y las instituciones de cultura. Yo intento que en Córdoba mis amigos vengan a verme, aunque no les interese demasiado. Hace falta acercar la ópera a la gente joven y a los barrios.

¿Y cuál es la llave que abriría esa puerta?

Necesitamos años de políticas culturales. Es algo educacional de los colegios. Cuando yo decía en el colegio que iba a ser cantante de ópera, mis compañeros entendieron que tenía una gran devoción. Pero para los profesores era algo de mofa. No se lo tomaban en serio. Empecemos por una educación musical en la escuela. La música es una de las disciplinas más antiguas de la historia y la hemos dejado de lado. Si aprendiéramos música como en Alemania nos iría de otra manera.

Usted se ha declarado muchas veces como un antidivo. ¿Por modestia o por pereza?

Yo soy modesto porque en mi casa siempre se me ha considerado uno más. No como divo. Es verdad que soy divo trabajando, en el sentido de que busco que todo esté perfecto. Y que todo el mundo haga los deberes. En Córdoba, me puedes ver con la mochila tomando algo con los amigos. Soy una persona como todos. El divo está muy en desuso. El divo de ahora es el político. Me he encontrado con alguno que tiene unos aires…

¿Conoce a C. Tangana o ni falta que hace?

Sí, lo conozco. Claro. Yo conozco a la generación del rap o el pop. Me relaciono con gente de otras disciplinas porque me nutren. Al menos, para saber qué no quiero hacer.

¿Y tiene muchos discos intrusos en su discografía clásica?

No tantos. Tengo un poco de nuestra tierra. Mi padre escuchaba flamenco e influyó en mí. Era un amante de Camarón. Y tengo algo de Vicente Amigo, que me encanta. Es un ejemplo.

¿El reguetón es la música del diablo?

No me gusta. Esa es la verdad. Yo debo estar bien en mi estado vocal y físico los 365 días del año. Necesito una exigencia muy grande y el reguetón me parece una música demasiado fácil. Poco elaborada. No la entiendo.

¿Ya se ha vacunado contra la vulgaridad?

Vivimos un momento un poco vulgar. No aspiramos a lo sublime. Todo va rápido. Son modas. Lo fácillo rápido. Pero pasarán como la pandemia.

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ABC Sevilla